10 cosas que siempre voy a extrañar de Japón (Parte 1)
No puedo decir que haya sido el mejor destino, o el lugar que más me gusta en el mundo. A medida de que viajo me doy cuenta de que cada lugar tiene un encanto único, imposible de comparar con otro, o de calificar. Lo que sí es seguro es que Japón ha sido el lugar más extraño que he visitado, que me sacó de mi zona de confort, me arrancó sonrisas, me llenó de experiencias y emociones. Espero lograr las palabras para contar todo lo que allí sucedió, transmitir el miedo que me daba llegar "tan lejos" y lo posible que es ir a donde se quiera en el mundo y en la vida, siempre y cuando se desee y se tengan las suficientes ganas de lograrlo (miren que digo ganas y no dinero o tiempo... esos dos llegan con las ganas, estoy segura).
Por ahora quiero compartir las cosas que extraño y siempre extrañaré de Japón (la mejor excusa para volver).
Por ahora quiero compartir las cosas que extraño y siempre extrañaré de Japón (la mejor excusa para volver).
- La gente
Casi a cualquier persona que le preguntes, estará dispuesta a ayudarte, inclusive si no habla inglés.
Yo estuve tomando algunas clases de japonés por Youtube, pero de ahí a la práctica, hay un universo. De cualquier manera, y por respeto al lugar al que voy, intento al menos saber lo básico (preguntar si hablan inglés, saludar, pedir perdón, por favor, gracias, dónde queda, etc. Lo básico). Esto, definitivamente, abre las puertas. Cada vez que le pregunté a un japonés cómo estaba, sonrió; se alegraban de escucharme pedir por favor y decirles que era un placer conocerlos. Sus expresiones de felicidad siempre me alegraron el día.
Yo estuve tomando algunas clases de japonés por Youtube, pero de ahí a la práctica, hay un universo. De cualquier manera, y por respeto al lugar al que voy, intento al menos saber lo básico (preguntar si hablan inglés, saludar, pedir perdón, por favor, gracias, dónde queda, etc. Lo básico). Esto, definitivamente, abre las puertas. Cada vez que le pregunté a un japonés cómo estaba, sonrió; se alegraban de escucharme pedir por favor y decirles que era un placer conocerlos. Sus expresiones de felicidad siempre me alegraron el día.
Otra cosa que me sucedió muy a menudo, era preguntar una ubicación y en lugar de recibir indicaciones, ver como la persona dejaba de hacer lo que estaba haciendo para llevarnos hasta la puerta del lugar.
La mujer de la foto, una vendedora en un templo de Miyajima, nos regaló dulces, nos hizo descuento, nos pidió fotos, intentó hablar con nosotras en su intento de inglés y mi intento de japonés, usando como interprete a otro de los vendedores, que gustoso se preguntaba por nuestra cultura.
Muchas de las cosas que dicen los japoneses no son con palabras, si te chocan se disculpan haciendo una reverencia, y siempre agradecen cuando compras, o incluso cuando el que tendría que dar las gracias, sería uno. En verdad se entristecían cuando no se podían comunicar. Incluso encontramos gente que compartió su comida con nosotras, y una pareja de adultos que me obsequiaron una pluma al saber de mis intentos por ser escritora.
2. Los templos
Caminar y encontrarse un templo es de lo más común, en especial en Kioto. Los hay, en especial, sintoístas y budistas, y se encuentran de todo tipo: los concurridos, los solitarios, los silenciosos, pero todos ellos tienen la magia de bongs resonando hasta llevar las peticiones de los fervientes oradores a los dioses. Muchos de ellos rodeados de fuentes de agua, iluminados con lámparas cargadas de deseos escritos en la hermosa caligrafía japonesa.
Cada uno de ellos me permitió reflexionar al ver a cada uno de los fieles cerrar con fuerza sus ojos para que un día sus ruegos sean contestados. Lo hice también, muchas veces más agradecida por lo que la vida me da que por lo que me falta.
El ritual de lavarse las manos antes de entrar me recordaba la importancia de disponerse, de estar libre de prejuicios para recibir la enseñanza que cada lugar trae. En cada uno de ellos (incluso en los que estaban repletos de turistas) pude sentir tranquilidad, tuve la oportunidad de parar el veloz recorrido para contemplar la arquitectura, para disfrutar de las fuentes cayendo, de la música que sonaba sin un emisor visible, de las esculturas que sonreían, o serias contemplaban lo que sucedía alrededor.
En los templos es posible comprar también amuletos para las diferentes carencias que se tienen, y viéndolos me di cuenta de que todos carecemos y sufrimos por lo mismo: amor, prosperidad, suerte, dinero, inteligencia, virtud, paciencia y salud (estos amuletos son los más caros de todos... y también permite reflexionar sobre la vida que se lleva, ¿no?).
Podría ser una cuestión de ser latinoamericana o colombiana (específicamente), que el tema de los transportes me tocan tanto el corazón (jejeje). Los trenes (¡y los buses!) puntuales. No niego que al principio es un poco difícil orientarse y entender el sistema, las rutas, las líneas, pero una vez que se entiende, es bastante fácil y rápido moverse de un lado a otro, que no hay sorpresas. Sí, hay horas picos y el transporte se llena, pero la gente es más bien respetuosa para que los que los pasajeros se bajen, y al subir no se comportan como bestias hambrientas (tampoco son muy pacientes, sobre todo en las horas pico, si hay que entrar, entran).
El transporte es bastante caro y depende de la zona a la que vayas (se cobra por distancia). Se compra una tarjeta por 500 yenes (ese dinero se puede recuperar cuando ya no se quiera la tarjeta), y se recarga en cualquier estación. Sirve en todo el país, exceptuando algunas compañías de bus.
Si no se tiene tarjeta es posible comprar tiquetes, teniendo en cuenta del lugar de origen y destino. Los buses también se pueden pagar en efectivo (cada bus tiene una máquina que cuenta las monedas), y en caso de no tener el cambio exacto, los buses tienen en la misma máquina, la posibilidad de cambiar billetes de 1000 yenes en monedas.
Todo está conectado, y es posible pasar de tren, a metro, a bus, a ferry, y todo de manera muy coordinada. Moverse con google maps es bastante sencillo y certero.
4. La comida
Sí, sí, sushi! Pero solamente para empezar. La increíble gastronomía japonesa no se termina. Okonimayaki fue mi favorito (pasta con huevo, vegetales, una tortilla, un disimulado baño de soya dulce y encima las combinaciones que se imaginen) preparado frente a ti, los pinchos que se encuentran en los bares y van de calamar hasta banano tempura. La comida rápida por excelencia, el takoyaki, bolitas de masa con pulpo en la mitad, acompañada de soya y atún seco. El ramen, con sus diferentes tipos de fideos y su particularidad en cada región. Los helados de sakura, de té, de sake. ¡Ni para qué sigo!
En la publicidad de los buses, los comerciales de televisión, los avisos de los restaurantes y lo más importante ¡en la gente!
En el metro la gente va siempre muy silenciosa, casi todos pegados de sus celulares o tabletas, y es imposible evitar notar que todos, incluso los ancianos, van leyendo algún tipo de manga o viendo un animé. Hace parte de su cultura, y siempre que alguien veía mi camiseta de Totoro o hablábamos sobre alguna caricatura clásica (Dragon ball, Super campeones, Ranma 1/2), se emocionaban visiblemente, y es que en definitiva no se puede estar en Japón y desconocer que el manga y el animé no son "muñequitos" para divertir a los niños, sino una representación de lo que son como país.
Gracias a todo el anime logré entender muchas cosas que en mi niñez parecieron extravagantes, se vieron reales. ¿Recuerdan al padre y las niñas bañándose desnudos en Totoro? Bueno, los Onsen, los baños públicos, en su mayoría, se usan estando desnudos (de esto prometo hablar más a fondo en otra entrada).
¿Recuerdan los hermosos uniformes de Sailor Moon? Los uniformes de los colegios son así, con moñitos y chaquetones.
¿Recuerdan que Gokú se presentaba descalzo dentro de la casa de Rochi? Bueno, en la mayoría de templos, hostales y casas, es necesario quitarse los zapatos para entrar (son muchas las razones, y prometo también ponerlo en una entrada).
¿Recuerdan en Ranma 1/2 que los cuartos se separaban con paneles de papel? Tal cual son las casas tradicionales, y se conservan muchos lugares con las mismas escenas.
Preciosa entrada :D, me senti identificada con todo menos con lo que probaste de comida de mar. Espero mas entradas :D. Un abrazo.
ResponderEliminarNo te gustó la comida, Maje?
ResponderEliminarQuiero leer más!!
ResponderEliminarMe gusto el ramen, los onigiris, los crepes dulces, las gyozas, pero no lo de mar :P
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