Mochilenado
Por mucho tiempo nos pintaron la idea (al menos a mí), de que para viajar había que tener mucho
dinero y que además era un desperdicio del mismo. A uno no le queda "nada" después de hacerlo. (Ahora sé que queda todo).
Afortunadamente me di cuenta de que no es necesariamente verdad. Para viajar se necesitan, principalmente, las ganas. El resto llega. También es importante la disponibilidad de acostumbrarse al presupuesto que se tenga (si hay disponibilidad de tiempo, mucho mejor), si espero a ahorrar para un hotel cinco estrellas, no viajaría nunca. Y, por lo general prefiero llegar a cualquier sitio y salir recorrerlo, así que un lugar básico para dormir (que no voy a ver mucho) y que se acomode al presupuesto está bien. La carpa, por ejemplo, es una muy buena opción.
Esta cultura parece estar en nosotros despertando hasta ahora. La inseguridad de Latinoamérica, (que a veces fue justificada, a veces un mito, y otras tantas exagerada), por muchos años nos mantuvo a los latinos asustados en nuestras casas, y a los extranjeros lejos de nuestras tierras.
Ahora que ellos vienen en cantidad y nosotros vamos, nos hemos abierto mucho más y aprendemos a viajar de esta manera. Hay más mochileros.
Una mujer que vende collares en la playa nos explicó que ya las cosas no son como antes. En otros tiempos las playas de Palomino se cubrían con mucho menos extranjeros, y la mayoría de ellos andaba en familia. Ellos venían con un gran presupuesto y le compraban bastante. Ahora las playas están cubiertas de jóvenes sin dinero que miran y tocan, pero no compran. "Estudiantes", dice ella.
Un blog de hace un par de meses me puso a reflexionar al respecto. La mujer que lo escribe, de quien no voy a hablar mucho porque no creo que se lo merezca (y aunque no quisiera hacerle propaganda les dejo el link para que vean http://blogs.eltiempo.com/blog-de-
desempleada/2016/02/17/no-al-turista-mochilero/), habla del turista mochilero como una carga, y se muestra en desacuerdo con que muchachos sin mucho dinero viajen. Ojo que habla una mujer con un blog que se llama "blog de desempleada", y que, por su descripción elitista no parece necesitar dinero y por lo tanto no trabaja. Puede ella viajar, me imagino, y gastarse el dinero que se le antoje en hospedaje y comida. Y ¿entonces? ¿Les negamos el derecho a los que quieren conocer el mundo pero no nacieron en cuna de oro? Eso, si bien lo exijo, se me devolvería. Yo tampoco podría viajar.
Cuando viajo, busco promociones en pasajes, el presupuesto de comida a veces se reduce a dos comidas fuertes al día y mecato pal camino (esto me ahorra tiempo y dinero). Regateo, no compro muchas cosas para viajar ligera y guardar presupuesto. Así que, aunque no soy de las mochileras que arma su carpa al lado de la carretera cuando le coge el sueño, si agarro mi mochila y voy con un presupuesto bastante limitado. Y no, no me molestan los extranjeros y que ellos viajen de la misma forma. Me alegra, para mí, como colombiana, es ganancia; que se lleven una impresión del país diferente a la que
dejan los lejanos susurros atroces de las noticias, y a la horrible representación política internacional que tenemos. Las impresiones de ellos se transformaran en más personas viniendo y conociendo. Una ganancia para ellos y para nosotros, como pasa en todo el mundo, un intercambio de culturas que no deja que los cerebros permanezcan en el mismo estado.
Ahora estaba pensando en la cuestión de los trabajos. Es cierto que nuestro país tiene mucho desempleo, y puede ser que los extranjeros estén ocupando los sitios que podrían ser de un colombiano. Esta es una respuesta normal a la época en la que vivimos, y no, no me molesta que la instructora de surfing fuera de Argentina, sabía lo que hacía, fue amable e hizo bien su trabajo. Hago aquí un paréntesis (a propósito del Surfing), para contarles que Palomino resulta ser un buen lugar para aprender surfing. El alquiler de la tabla cuesta $20000 por hora, y $50000 con instructor. El mar no es nada profundo y las olas son frecuentes, a veces demasiado (por lo mismo es mejor seguir las recomendaciones de los instructores y no confiarse).
Sigo. De la misma manera en la que en Estados Unidos y Europa la gente se queja de que los latinos les quitan los trabajos a mí sólo me queda clara una cosa y es que, si un extranjero, inmigrante, vaciado, con menos posibilidades, a veces sin el idioma, es capaz de quedarse con el empleo de un nacional por algo será. Aclaro que de ninguna manera justifico a los inmigrantes que van a realizar fechorías a otros lugares. Criminales no quiero ni de locales ni de extranjeros.
A lo anterior hago una observación, y algo que me molesta mucho de nuestra idiosincrasia. No se nos va la costumbre de poner en pedestal a los
extranjeros, pasamos de ser buenos anfitriones a arrodillados. Las empresas contratan casi que con el pasaporte de otro color.
Con todo la historia de hoy queda en que cualquier extremo es malo, y la historia con los mochileros y extranjeros no es la excepción a la regla.
De Palomino nos fuimos un poquito desinflados, estábamos amañados a la playita, pero ya teníamos planes en Santa Marta; por lo mismo empacamos maleta, desarmamos carpa y nos fuimos casi a medio día, cargando por 20 minutos nuestras maletas, hasta la carretera, en donde por 8000 pesos por persona nos llevaban a Santa Marta en casi tres horas.
Afortunadamente me di cuenta de que no es necesariamente verdad. Para viajar se necesitan, principalmente, las ganas. El resto llega. También es importante la disponibilidad de acostumbrarse al presupuesto que se tenga (si hay disponibilidad de tiempo, mucho mejor), si espero a ahorrar para un hotel cinco estrellas, no viajaría nunca. Y, por lo general prefiero llegar a cualquier sitio y salir recorrerlo, así que un lugar básico para dormir (que no voy a ver mucho) y que se acomode al presupuesto está bien. La carpa, por ejemplo, es una muy buena opción.
Esta cultura parece estar en nosotros despertando hasta ahora. La inseguridad de Latinoamérica, (que a veces fue justificada, a veces un mito, y otras tantas exagerada), por muchos años nos mantuvo a los latinos asustados en nuestras casas, y a los extranjeros lejos de nuestras tierras.
Ahora que ellos vienen en cantidad y nosotros vamos, nos hemos abierto mucho más y aprendemos a viajar de esta manera. Hay más mochileros.
Una mujer que vende collares en la playa nos explicó que ya las cosas no son como antes. En otros tiempos las playas de Palomino se cubrían con mucho menos extranjeros, y la mayoría de ellos andaba en familia. Ellos venían con un gran presupuesto y le compraban bastante. Ahora las playas están cubiertas de jóvenes sin dinero que miran y tocan, pero no compran. "Estudiantes", dice ella.
Un blog de hace un par de meses me puso a reflexionar al respecto. La mujer que lo escribe, de quien no voy a hablar mucho porque no creo que se lo merezca (y aunque no quisiera hacerle propaganda les dejo el link para que vean http://blogs.eltiempo.com/blog-de-
desempleada/2016/02/17/no-al-turista-mochilero/), habla del turista mochilero como una carga, y se muestra en desacuerdo con que muchachos sin mucho dinero viajen. Ojo que habla una mujer con un blog que se llama "blog de desempleada", y que, por su descripción elitista no parece necesitar dinero y por lo tanto no trabaja. Puede ella viajar, me imagino, y gastarse el dinero que se le antoje en hospedaje y comida. Y ¿entonces? ¿Les negamos el derecho a los que quieren conocer el mundo pero no nacieron en cuna de oro? Eso, si bien lo exijo, se me devolvería. Yo tampoco podría viajar.
Cuando viajo, busco promociones en pasajes, el presupuesto de comida a veces se reduce a dos comidas fuertes al día y mecato pal camino (esto me ahorra tiempo y dinero). Regateo, no compro muchas cosas para viajar ligera y guardar presupuesto. Así que, aunque no soy de las mochileras que arma su carpa al lado de la carretera cuando le coge el sueño, si agarro mi mochila y voy con un presupuesto bastante limitado. Y no, no me molestan los extranjeros y que ellos viajen de la misma forma. Me alegra, para mí, como colombiana, es ganancia; que se lleven una impresión del país diferente a la que
dejan los lejanos susurros atroces de las noticias, y a la horrible representación política internacional que tenemos. Las impresiones de ellos se transformaran en más personas viniendo y conociendo. Una ganancia para ellos y para nosotros, como pasa en todo el mundo, un intercambio de culturas que no deja que los cerebros permanezcan en el mismo estado.
Ahora estaba pensando en la cuestión de los trabajos. Es cierto que nuestro país tiene mucho desempleo, y puede ser que los extranjeros estén ocupando los sitios que podrían ser de un colombiano. Esta es una respuesta normal a la época en la que vivimos, y no, no me molesta que la instructora de surfing fuera de Argentina, sabía lo que hacía, fue amable e hizo bien su trabajo. Hago aquí un paréntesis (a propósito del Surfing), para contarles que Palomino resulta ser un buen lugar para aprender surfing. El alquiler de la tabla cuesta $20000 por hora, y $50000 con instructor. El mar no es nada profundo y las olas son frecuentes, a veces demasiado (por lo mismo es mejor seguir las recomendaciones de los instructores y no confiarse).
Sigo. De la misma manera en la que en Estados Unidos y Europa la gente se queja de que los latinos les quitan los trabajos a mí sólo me queda clara una cosa y es que, si un extranjero, inmigrante, vaciado, con menos posibilidades, a veces sin el idioma, es capaz de quedarse con el empleo de un nacional por algo será. Aclaro que de ninguna manera justifico a los inmigrantes que van a realizar fechorías a otros lugares. Criminales no quiero ni de locales ni de extranjeros.
A lo anterior hago una observación, y algo que me molesta mucho de nuestra idiosincrasia. No se nos va la costumbre de poner en pedestal a los
extranjeros, pasamos de ser buenos anfitriones a arrodillados. Las empresas contratan casi que con el pasaporte de otro color.
Con todo la historia de hoy queda en que cualquier extremo es malo, y la historia con los mochileros y extranjeros no es la excepción a la regla.
De Palomino nos fuimos un poquito desinflados, estábamos amañados a la playita, pero ya teníamos planes en Santa Marta; por lo mismo empacamos maleta, desarmamos carpa y nos fuimos casi a medio día, cargando por 20 minutos nuestras maletas, hasta la carretera, en donde por 8000 pesos por persona nos llevaban a Santa Marta en casi tres horas.
No hay comentarios: