domingo, 27 de marzo de 2016

Reencuentros

Antes de empezar con el blog de hoy, quería hacer un par de recomendaciones para quienes quieran viajar a Palomino, un destino que se ha vuelto muy popular. Si son aficionados a la bicicleta, hay senderos que pueden seguir llevando su bicicleta o alquilándola desde $15.000. Traten de alquilar a las empresas que están sobre la carretera, pues tienen más seguridad que los que encuentran hacia la playa, que son más bien informales y a veces más careros. También, en esos mismos puestos ofrecen otros planes.Nosotros escogimos el de
Tubbing, donde lo llevan a uno por un sendero dentro de la Sierra, y después hay que caminar cargando un neumático por una hora, más o menos. El paisaje es increíble y se cruza uno constantemente con miembros de la comunidad Kogui. La naturaleza es impresionante, el aire, el clima. Es recomendable hacer la caminata temprano, llevar agua y no llevar dispositivos electrónicos que no resistan agua (por eso no tengo fotos).
Después será casi una hora descendiendo por el río Palomino
hasta su desembocadura con el mar (dependiendo del momento en el que se vaya se puede llegar en el neumático hasta el mar, si hay sequía es mejor quedarse en el puente para devolverse, de lo contrario tendrán que caminar por sectores). Por el camino se van a ver las casas de varios locales, lavando ropa, o a sus niños divirtiéndose de lo lindo.
En la carretera también hay varias opciones de comida y de desayuno más económico que yendo hacia la playa. Los puesticos de jugo también son una opción, sobretodo en un
día caluroso; los precios están alrededor de los $3.500.
De Palomino salimos para Santa Marta. Allí mi compañero tomaría un avión de vuelta a Bogotá y yo planeaba hacer un tour por ciudad perdida.
Nos bajamos en Mamatoco y tomamos un taxi para el Rodadero sur (la que parece va a ser la nueva zona "play" de Santa Marta"). Allí nos esperaba un muy buen amigo de la Universidad, con quien nos debíamos muchos encuentros. Una de las razones (o excusas) para viajar debería ser reencontrarse con los amigos. Planeamos pasar la
navidad en la Bahía, viendo las celebraciones, hablando, caminando en la arena. Después de aprovechar el 24 de diciembre para visitar a un tío que vive allá y a quien le encantan los Centros Comerciales y San Andresito (imagínense mi paseo para un 24 de diciembre), esperábamos la noche para celebrar. Pero los planes no funcionaron. Llegué al apartamento bastante enferma (seguramente alternar el calor con el aire acondicionado) y pasé la navidad metida en la cama, con fiebre, y temiendo que fuera causa del chicunguña, el dengue o el zica. La otra razón de tristeza era que se dañaban mis planes, estando débil no podría hacer una caminata de 6 días a Ciudad Perdida. Quedaría para una futura oportunidad. Mi compañero tomó el avión y mi amigo y yo nos fuimos de compras por el Rodadero, que siempre me ha parecido el mejor lugar para conseguir artesanías y la cantidad de oferta permite negociar. Algunas cosas las personalizan con los nombres o lo que uno quiera escribir.
Aunque volver a ver a un amigo es un motivo de alegría, yo
seguía medio aburrida porque no podría hacer el viaje que tanto quería, pero entonces recordé la cercanía con otro lugar mágico. Macondo, Aracataca, estaba a un poco más de una hora.
¿Han tenido uno de esos amigos que lo apoya a uno en las locuras y lo sigue a cualquier lugar improvisado? Yo sí.
Carlos, le dije, ¿Tú conoces Aracataca?
No, me dijo, y queda muy cerca.
En los meses que llevaba en Santa Marta poco ha conocido de la región. A nuestra edad el trabajo se vuelve la prioridad y casi que la vida.
¿Vamos?, le propuse, y de una vez aceptó, averiguando qué bus coger, en dónde. Y ahí, señores, encontré al segundo compañero de viaje de ese año.

Al siguiente día nos despertamos temprano. Hay varios lugares desde donde se puede tomar el bus. El terminal es solo uno de ellos.
Por $8.000 pesos se puede tomar un bus, si hay suerte con aire acondicionado. Después de 1 hora y 45 minutos se llega a la entrada del pueblo.
Ahí se puede optar por un bicitaxi que los lleve hasta el centro, pero creo yo que no es necesario, la caminata es de menos de 15 minutos a paso tortuga, y por otro lado, vimos una par de estos vehículos llenos de pequeñas cucarachas.
No fueron mariposas amarillas lo que nos recibió en Aracataca.

viernes, 18 de marzo de 2016

Mochilenado

Por mucho tiempo nos pintaron la idea (al menos a mí), de que para viajar había que tener mucho
dinero y que además era un desperdicio del mismo. A uno no le queda "nada" después de hacerlo. (Ahora sé que queda todo).
Afortunadamente me di cuenta de que no es necesariamente verdad. Para viajar se necesitan, principalmente, las ganas. El resto llega. También es importante la disponibilidad de acostumbrarse al presupuesto que se tenga (si hay disponibilidad de tiempo, mucho mejor), si espero a ahorrar para un hotel cinco estrellas, no viajaría nunca. Y, por lo general prefiero llegar a cualquier sitio y salir  recorrerlo, así que un lugar básico para dormir (que no voy a ver mucho) y que se acomode al presupuesto está bien. La carpa, por ejemplo, es una muy buena opción.
Esta cultura parece estar en nosotros despertando hasta ahora. La inseguridad de Latinoamérica, (que a veces fue justificada, a veces un mito, y otras tantas exagerada), por muchos años nos mantuvo a los latinos asustados en nuestras casas, y a los extranjeros lejos de nuestras tierras.
Ahora que ellos vienen en cantidad y nosotros vamos, nos hemos abierto mucho más y aprendemos a viajar de esta manera. Hay más mochileros.
Una mujer que vende collares en la playa nos explicó que ya las cosas no son como antes. En otros tiempos las playas de Palomino se cubrían con mucho menos extranjeros, y la mayoría de ellos andaba en familia. Ellos venían con un gran presupuesto y le compraban bastante. Ahora las playas están cubiertas de jóvenes sin dinero que miran y tocan, pero no compran. "Estudiantes", dice ella.
Un blog de hace un par de meses me puso a reflexionar al respecto. La mujer que lo escribe, de quien no voy a hablar mucho porque no creo que se lo merezca (y aunque no quisiera hacerle propaganda les dejo el link para que vean http://blogs.eltiempo.com/blog-de-
desempleada/2016/02/17/no-al-turista-mochilero/), habla del turista mochilero como una carga, y se muestra en desacuerdo con que muchachos sin mucho dinero viajen. Ojo que habla una mujer con un blog que se llama "blog de desempleada", y que, por su descripción elitista no parece necesitar dinero y por lo tanto no trabaja. Puede ella viajar, me imagino, y gastarse el dinero que se le antoje en hospedaje y comida. Y ¿entonces? ¿Les negamos el derecho a los que quieren conocer el mundo pero no nacieron en cuna de oro? Eso, si bien lo exijo, se me devolvería. Yo tampoco podría viajar.
Cuando viajo, busco promociones en pasajes, el presupuesto de comida a veces se reduce a dos comidas fuertes al día y mecato pal camino (esto me ahorra tiempo y dinero). Regateo, no compro muchas cosas para viajar ligera y guardar presupuesto. Así que, aunque no soy de las mochileras que arma su carpa al lado de la carretera cuando le coge el sueño, si agarro mi mochila y voy con un presupuesto bastante limitado. Y no, no me molestan los extranjeros y que ellos viajen de la misma forma. Me alegra, para mí, como colombiana, es ganancia; que se lleven una impresión del país diferente a la que
dejan los lejanos susurros atroces de las noticias, y a la horrible representación política internacional que tenemos. Las impresiones de ellos se transformaran en más personas viniendo y conociendo. Una ganancia para ellos y para nosotros, como pasa en todo el mundo, un intercambio de culturas que no deja que los cerebros permanezcan en el mismo estado.
Ahora estaba pensando en la cuestión de los trabajos. Es cierto que nuestro país tiene mucho desempleo, y puede ser que los extranjeros estén ocupando los sitios que podrían ser de un colombiano. Esta es una respuesta normal a la época en la que vivimos, y no, no me molesta que la instructora de surfing fuera de Argentina, sabía lo que hacía, fue amable e hizo bien su trabajo. Hago aquí un paréntesis (a propósito del Surfing), para contarles que Palomino resulta ser un buen lugar para aprender surfing. El alquiler de la tabla cuesta $20000 por hora, y $50000 con instructor. El mar no es nada profundo y las olas son frecuentes, a veces demasiado (por lo mismo es mejor seguir las recomendaciones de los instructores y no confiarse).

Sigo. De la misma manera en la que en Estados Unidos y Europa la gente se queja de que los latinos les quitan los trabajos a mí sólo me queda clara una cosa y es que, si un extranjero, inmigrante, vaciado, con menos posibilidades, a veces sin el idioma, es capaz de quedarse con el empleo de un nacional por algo será. Aclaro que de ninguna manera justifico a los inmigrantes que van a realizar fechorías a otros lugares. Criminales no quiero ni de locales ni de extranjeros.
A lo anterior hago una observación, y algo que me molesta mucho de nuestra idiosincrasia. No se nos va la costumbre de poner en pedestal a los
extranjeros, pasamos de ser buenos anfitriones a arrodillados. Las empresas contratan casi que con el pasaporte de otro color.
Con todo la historia de hoy queda en que cualquier extremo es malo, y la historia con los mochileros y extranjeros no es la excepción a la regla.
De Palomino nos fuimos un poquito desinflados, estábamos amañados a la playita, pero ya teníamos planes en Santa Marta; por lo mismo empacamos maleta, desarmamos carpa y nos fuimos casi a medio día, cargando por 20 minutos nuestras maletas, hasta la carretera, en donde por 8000 pesos por persona nos llevaban a Santa Marta en casi tres horas.

martes, 8 de marzo de 2016

Mujeres "solas"

El post de hoy busca, uno, ponerme en onda con el día de la mujer y segundo, resaltar los acontecimientos recientes de las dos turistas asesinadas en Ecuador.
Hace ya casi un año estaba volviendo de Hawaii, a donde viajé sola (y yo digo más bien "sola"
porque uno siempre tiene encuentros por el camino y allá tuve quién me recibiera, quién me enseñara a comer por un dólar, quién hiciera maromas para conseguir un auto, etc.).
En este camino conocí a una mujer espectacular, Leesha, llena de energía y vida, que se movía por toda la isla pidiendo "aventones". Muchas veces tuvo que bajarse de un carro por algún comentario inapropiado, o seguir su instinto y caminar horas en vez de subirse en un vehículo; nunca tuvo ningún problema más allá de eso. Siempre que nos
despedíamos y no encontrábamos quién pudiera acercarla a su casa, quedábamos muy preocupados, intentaba pensar que ella llevaba un angelito.Yo confiaba en eso.
En contraste, conocí a dos hombres argentinos; ellos no tenían ningún problema en moverse por autostop. Jamás sintieron algún tipo de agresión en más de tres meses usando el dedo como único medio de transporte. Era mucho más difícil encontrar quién los llevara (esta "ventaja" femenina también es un tipo de agresión), pero nadie trató aba jamás de pasarse con ellos. 
Les confieso una profunda envidia de ser hombre, desde que lo recuerdo la he tenido. Ellos, siento, se sienten más libres al salir de la casa (y no digo que no hayan abusos hacia ellos, pero, seamos sinceros, en cifras, para nosotras la cosa es más difícil). Tampoco puedo decirles que no me siento muy feliz cuando me
atienden y me consienten, cuando me cuidan, pero quisiera vivir en una sociedad donde me respeten más de lo que me protegen, en que las atenciones no tengan nada que ver con el sexo sino con el cariño. 
Los padres tienen más miedo de que sus hijas salgan al mundo,al menos más miedo que con sus hijos (espero que sea en la mayoría de casos eso y no una pincelada machista... aunque sé que de eso todos, inevitablemente, tenemos un poco).
Por otro lado, hay algo que sí me emociona del tiempo en el que me tocó vivir; muchas mujeres con las que hablé en Hawaii (y en otros lugares) venían de diferentes partes del mundo, solas o con una amiga, y
habían recorrido medio mundo. Se las veía felices y tranquilas, pero de vez en cuando salían con alguna de las aventuras que les tocaba pasar, así que el que "¿por qué tan solitas?" lo usan también en otros idiomas.
El año pasado viajé con mi mejor amiga a la Tatacoa y a San Agustín, dos sitios hermosos y llenos de una energía muy particular. Nos fue bastante bien. Mucha de mi timidez se fue porque soy canchera y
con ella me sentía respaldada. Hablaba más, hacía chistes.
A nuestras familias les parecía una locura. Dos mujeres solas viajando. Y como dicen algunos memes recientes, no íbamos solas, íbamos juntas. Les cuento que estas dos mujeres armaron solas su carpa, caminaron el desierto, se las arreglaron con la comida, con los buses, regatearon todo lo que pudieron y volvieron de nuevo con muchas historias que contar.
En la etapa de planeación, algunos hombres se ofrecieron a acompañarnos, ya fuera para viajar también o protegernos, pero no los necesitábamos queríamos ese tiempo para nosotras (como girl night, girl travel). Nos acompañamos, nos apoyamos, hablamos tranquilas, y nuestra amistad creció. Nunca me sentí sola.
Dos francesas y una australiana, que sabían más de Colombia que nosotras, nos dieron lecciones de vida. Una de ellas había renunciado a su carrera de derecho para conocer el mundo, de la otra vi recientemente que sus padres estaban emocionados por su decisión de volver a Francia, y la australiana nos visita anualmente para conocer otro rincón de este país con toda la tranquilidad del mundo.
Y puede que me equivoque, pero me parece que es la mejor forma de contarle al mundo que
nosotras también podemos viajar "solas" si es nuestro deseo.
Estoy hablando del derecho de que no nos griten cosas en la calle, de que no se nos acerquen en contra de nuestra voluntad.
Quiero viajar con la tranquilidad de que nada me va a pasar, quiero colgarme la mochila y recorrer el mundo, quiero hacerlo sola si así lo deseo. Para eso falta mucho, pero estamos en proceso, cuando viajamos "solas" hacemos parte de esa historia.
Pequeños cambios en nuestro pensamiento se reflejarán en la próxima generación. Ninguna mujer es violentada porque no se cuidó, por boba, porque iba sola... sueño con una sociedad que enseña a los niños a respetar y no a las niñas a cuidarse... sueño con un mundo donde la fuerza física no defina quién tiene las de ganar o dé autoridad a alguien a cometer crímenes... sueño con mis sobrinas y las hijas de mis amigos como mujeres independientes, felices y tranquilas, capaces de todo, sinónimos de infinitud, mujeres que entiendan que lo único que no podrán lograr en la vida es aquello que no intenten.
Sueño con que el miedo que me da viajar solar se convierta solo en la emoción por la novedad.