Novedades

[Favoritos][slideshow]

Colombia

[Colombia][slideshow]

Hawaii

[Hawaii][slideshow]

Sudamérica

[Ecuador][grids] [Colombia][grids]

Invasión

Llegamos a Palomino y preguntamos en la carretera, a los lugareños, cuál era el mejor lugar
para quedarse a dormir. Nos recomendaron Finca Escondida (a donde llegamos en moto por $3000 o si no hubiéramos estado tan cansados y cargados, 20 minutos de caminata) porque quedaba al lado del mar y la zona de acampar era cómoda y hermosa. Por $20000 pesos por persona al día que incluía los servicios de agua dulce, y además nos dieron la oportunidad de alquilar un colchón inflable por $10000 durante toda la estadía.
Todo el tiempo, para los huéspedes, el lugar tiene café y té gratis. También tiene hamacas y sillas mirando hacia el mar, además de eso, en la recepción se puede encontrar una amplia oferta de actividades, pero, devolvámonos un poquito.
Cuando llegamos ya la hora se acercaba a las siete de la noche y todo estaba muy oscuro.
Llegamos a la recepción de Finca Escondida y nos recibió una mujer de acento curioso. Una venezolana sonriente y muy amable.
Nos explicó precios, horarios, nos indicó de los Lockers (por la disponibilidad le preguntó a un francés que también trabaja en el lugar).
De vecinos de carpa teníamos a una pareja de alemanes ( les dejo el link de su facebook por si quieren ser testigos de las aventuras de ellos: https://www.facebook.com/stefan5c100c/?fref=ts) que viajan por el mundo en un Mercedez, un hombre de Trinidad y Tobago, estadounidenses,
un francés y una cantidad más de personas, muy poco colombiano, eso sí.
Después nos dirían que la dueña del hotel era una italiana, y que todas las tierras alrededor eran terrenos comprados por extranjeros en su mayoría. La noticia me dio un poco de tristeza, hay mucho que pensar en el asunto. Para los extranjeros es muy fácil venir a Colombia y hacer negocio, todavía somos muy amables (digamos), con el extranjero, y para ellos, con el cambio de moneda les es muy fácil venir y quedarse aquí, además, quién no querría quedarse a vivir en un paraíso semejante. Pero más que preocuparme las
facilidades de los otros para invertir, me preocupa la poca inversión de los colombianos, las posibilidades de dar a estos lugares el tratamiento adecuado. Ahora me pregunto si es una cuestión solo de posibilidades económicas, o también de cultura, de visión. ¿Nos enseñan estas cosas a nosotros? ¿A adaptar lugares? El turismo, con todo y todo, me parece todavía muy dormido en nuestras tierras, ¿tienen que venir de afuera a sacudirlo?
Bueno, voy a parar la cuestionadera un rato para contarles la hermosa experiencia que tuvimos al despertarnos. Una cantidad de gente estaba
estacionada en una parte particular de la playa, muy cerca a Finca Escondida. Cuando nos acercamos encontramos una fundación dedicada a la conservación de las tortugas lista para liberar muchas de ellas.
El encargado aclaró que las playas de Palomino eran un lugar privilegiado y elegido para desovar. La arena en la que las tortugas ponen sus huevos debe estar suelta, la compacta no la usan. Los huevos son enterrados apenas un par de centímetros en la arena por lo que si un humano pisa la misma arena, destruirá los huevos sin
darse cuenta. Invasores que somos los humanos.
En resumen, los que juegan en la playa voley, los que trotan, los vendedores, todos, son un riesgo para las tortugas que siguen llegando a la playa a dejar a sus pequeños. Ni siquiera el 10% sobrevive, y esta fundación se dedica a llevarse los huevos antes de que los pisen, a darles las condiciones indicadas para que nazcan, y luego, a una edad adecuada las llevan al mar. En tanques llevaban a las pequeñas y una vez que llegaron los medios de comunicación y las personas de la comunidad Wayuu que apoyan la supervivencia de las tortugas, dieron paso a los niños para que tomaran una por una a las pequeñas criaturas y las pusieran en el mar.
Cuando las ponían en dirección contraria, las pequeñas se volteaban y empezaban a caminar hacia el mar (bueno, en su gran mayoría, otras muy pocas parecían poco interesadas y hasta asustadas por el inmenso monstruo blanco).
Una a una, las tortugas fueron arrastradas por las olas, introducidas en un mar que no conocían pero en el que parecían estar muy cómodas. Nadie sabe cuántas de ellas van a sobrevivir, ni cuantas mueran por el simple ciclo de la vida, ni cuantas por el ciclo que nosotros hemos alterado.

No hay comentarios:

Reflexiones

Japón

health