El paisaje muestra ruinas por el camino, que se pierde uno si va en cuatro por cuatro. Es un camino difícil por las tierras áridas y amarillas
Cuando se desciende hasta el agua, ver hacia arriba resulta un espectáculo asombroso, el cielo corona la arena verde y parece indicar que no existe nada más. Tener bajo los pies diamantes, estar cubierto por unas piedras en forma de cono que sube al cielo, al otro lado ver el mar... no me parece que palabra paraíso desentone con este lugar.
Continuamente, en mis reflexiones, en mis viajes, observo mis pies, los zapatos míos y los de los transeúntes. Son la representación de
andar, de conocer, de recorrer. Y en una de estas vistas observé muchos cangrejos que no eran tan visibles porque parecían transparentes a veces, o simplemente del tono verde de la arena misma, cangrejos enanos que no supe si era bebés o era su tamaño adulto. Me devolvió a la niñez este pensamiento; por años recibí reprimendas por andar agachada mirando al piso, todavía, de vez en cuando me choco con algo por hacer lo mismo. Lo hacía porque mi abuelo me dijo alguna vez que siempre mirara al piso, que me podría encontrar tesoros si observaba con
cuidado. Y así ha sido, los cangrejitos vinieron a confirmar su teoría.
Además, esta zona de South Point tiene corrientes de aire muy fuertes, y le agregan al panorama la visión maravillosa de los molinos de viento que generan energía. Cada vez que veo uno de ellos no me puedo dejar de imaginar a don Quijote. Andaría muerto del calor y tal vez inclinado como los árboles que ya crecen torcidos por el continuo soplo de viento.
Pero los molinos por montón en la
isla, y el laboratorio de energía solar solo me recuerdan que Hawaii es uno de esos pocos lugares de la tierra donde todavía hay interés de conservar la naturaleza, de cuidar la vida. Es esta tierra escogida donde los habitantes tienen cuidado del lugar donde pisan. Cuando veo la destrucción de nuestros páramos, los derrames de petróleo, la explotación indiscriminada de la naturaleza, el sacrificio innecesario de animales, pienso que la mayoría de nosotros no sabemos lo que pisamos. No pretendo que salgamos en
Estamos siempre de pie bajo material precioso, tierra sagrada, la naturaleza, nuestra proveedora de vida.
Por último les dejo la propaganda de la película "El abrazo de la serpiente", me sensibilizó un poco más con este tema y creo, que en definitiva, es la mejor película colombiana de todos los tiempos.
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