Novedades

[Favoritos][slideshow]

Colombia

[Colombia][slideshow]

Hawaii

[Hawaii][slideshow]

Sudamérica

[Ecuador][grids] [Colombia][grids]

Lanzarse al vacío


Esta semana encontré uno de esos términos en francés intraducibles en otros idiomas. "El placer urgente de saltar de lugares altos". Ese tipo de temores son los que hacen divertida la vida. ¿Han sentido la necesidad de mandarse al vacío?
El fin del mundo en Hawaii ofrece un lugar para dar un salto de ese tipo. Pero no solamente ofrece calmar las ansias de lanzarse al vacío, también ofrece una caída en un mar azul y verde, cristalino y de escasas olas. Hay que tener una casitécnica para escalar de vuelta, hay que estar pendiente de la corriente para que no resulte alejándolo a uno de las piedras, o lo estrelle contra ellas. No es tan complejo, yo no tenía idea de cómo hacerlo, así que me puse a observar a los que saltaban antes que yo. Les dejo el video de mi lanzada al agua.

Observar e imitar es una técnica efectiva en los viajes solitarios, observar lo que hacen los demás, parar a ver lo que ven y si no se es tan tímido, preguntar.
Tomada de earthporm.com
No solamente en el salto fue efectiva la observación, sino a la hora de aprender a moverme con la boogie board en las olas. También los consejos de los experimentados funcionan bastante bien. Se entra al agua cuando recién pega una ola y la otra viene lejos para que permita nadar lejos de las piedras. Dentro del agua, ya sea para hacerlo con tabla o con el cuerpo (body surf, le llaman), si no se pretende subir a la ola hay que meterse debajo de ella para no resultar siendo arrastrado (esto lo aprendí después de un par de revolcones). Si la ola no es muy alta, se puede saltar. 
Para "montar" una ola, basta con dejarse llevar por el agua que chupa el mar y va convirtiendo en ola. Hay que mantenerse arriba, por eso hay que estar en la dirección de la misma y nadar con los brazos par acomodarse. 
Esta es una de las experiencias más emocionantes que pude tener, el mar es tan hermoso, y a la vez tan peligroso. Se me hace increíble que esa sustancia que se adapta a formas sea tan poderosa y caprichosa. Respeto sería la palabra que reúne el sentimiento que me produce el mar. 
En las playas del sur que tienen mareas más bien tranquilas, las olas llegan firmes a la costa; vi a muchos surfistas jugar en Boogies a tomar las olas para dar vueltas de 360 grados, siguiendo el vuelco de la curva. Grupos de estos deportistas van en familia y sepuede apreciar cómo las madres introducen a los niños a las olas. Les permiten aprender por la práctica, les muestran cómo nadar. Es impresionante cómo pequeñitos de tres o menos años recorren la playa sin miedo y se enfrentan a las montañas de agua sin mayor preocupación. Caminan descalzos en estas playas de arena negra sin sentir quemonazos (yo andaba en zapaticos de playa). 
No entiendo muy bien cómo funcionan las corrientes y los peces, pero sé que la mayoría de pescadores salen a trabajar de noche, es la forma de tener mejor resultado. Yo no buscaba pescar, pero conseguí que me llevaran una noche de snorkeling nocturno, y es otra de las cosas que definitivamente recomiendo.
En esta ocasión fuimos cinco, cada uno con el equipo básico de snorkeling. Las playas, en su mayoría, están abiertas para este tipo de práctica bajo la responsabilidad del que lo haga, obviamente. Solo teníamos tres linternas, y yo decidí no llevar una, quería mis manos libres para moverme mejor. 
En ese día estaba tan emocionada que no sentí frío, incluso cuando algunos de mis compañeros tiritaban. Yo estaba tan asombrada de ver el mundo maravilloso que sale a navegar la noche bajo el agua. Encontramos una langosta bebé y la cargué, babosas gigantes, vi anguilas de varios
colores amenazando con su boca abriendo y cerrando, peces en cardumen pasando tranquilos, atravesándonos como si no fuéramos novedad. Un amigo mitad mexicano, mitad alemán, nacido en Hawaii, el "capitán" de la exploración, me enseñó a hacer "luces" debajo del agua. Apagó la linterna y empezó a sacudir las manos de un lado a otro, movimientos cortos y rápidos. ¡Que algún físico me explique el efecto!, se crearon burbujitas que llevaban luz, ¿no es esto mágico? ¿No es el mundo en el que vivimos un lugar mágico? Peces globo, peces de colores impresionantes y una
cantidad de especies que no puedo nombrar. Me quedé con las ganas de ver un tiburón, todos nos quedamos a la expectativa, pues suelen pasearse en la noche por esa zona, según dijeron. 
En algún momento vi una medusa, me emocioné por cómo se ven en la noche. En ese preciso momento, quien llevaba la linterna cambió de dirección y me asusté. No quería que me picara, mordiera, lastimara (¿qué es lo que hacen las medusas?), en fin, nunca me ha pasado y no quería tener que pedirle a alguien que me orinara, así que di una vuelta grandísima, esquivando el lugar y esperando no tropezar con ninguna de esas. Lo que sí es cierto es que fue un momento maravilloso verla brillar entre el mar negro, reflejando la poca luz que recibía. Poesía en la naturaleza. Ojalá entre las fotos y las letras un día logre transmitir la emoción que me causa la aventura del mundo.


No hay comentarios:

Reflexiones

Japón

health