jueves, 26 de marzo de 2015

Vivir se escribe con cinco sentidos

Calculo que había pasado ya la mitad del camino cuando me detuve a descansar viendo el mar. Era hermoso, me parece que las fotos no le hacen honor a la magnificencia del mar azul oscuro que se desvanece hasta la orilla verde.No sé si a todos les pasa, pero cuando tomo fotos de ciudad siempre se ven más lindas las fotos que el sitio, pero cuando lo hago con la naturaleza siempre la cámara se queda corta, puede ser ausencia de habilidad, una exageración de mis sentidos en mi cerebro o simplemente que no se puede reproducir semejante espectáculo. La última puede ser muy posible (¿qué tal mi nivel de duda?), porque la vida se compone del uso de todos los sentidos y es más bonita cuando se vive con todos al tiempo (recordé la canción de calle 13 diciendo "no me regalen más libros porque no los leo, lo que he aprendido es porque lo veo", aunque aclaro que yo sí quiero que me sigan regalando libros)

Llegué al camino preguntando y viendo la señalización, puse la camioneta (préstamo cortesía de mis anfitriones) a un lado de la carretera (porque en Kona se puede estacionar gratis casi en todo lado y casi sin riesgo de robo) y caminé unos metros para encontrar la entrada a Kealakekua Bay donde se encuentra el monumento al Capitán Cook. Todavía no entiendo la razón de hacerle un monumento, al igual que no entiendo los monumentos a Cristobal Colón, pero esto es otra historia. 
A pesar de las advertencias sobre la gente que se perdía en la isla, de no vayas, de mejor paga un tour, de busca con quién ir, la cosa no resultó para nada mal (con excepción de que se me rompió el pantalón cuando me agaché a amarrarme una bota, afortunadamente al final del recorrido). Fueron solo dos millas que me costaron un poco menos de una hora y tomando fotos cada nada. De vuelta por la subida fueron casi dos horas con un estado físico como el mío, y mi atención dispersa (paraba a ver pajaritos, a buscar un baño natural (consecuencia de tomar mucha agua), a bajar tamarindos y a responder preguntas de los caminantes curiosos por el fruto (yes, ma'am, tamawrind, yes, you can eat it, we eat it in many ways), a tomar fotos y aire de paso). No fue tan difícil porque tuve la fortuna del cielo nublado para esta rola que se derrite con el sol. 
Aparentemente en el camino no hay mucho que ver, y las personas que lo recorren (la mayoría haciendo ejercicio) no se detienen a ver el contraste del pasto seco con el verde que sale de la roca volcánica negra. Eso, el fondo del mar, los pájaros curiosos que saltan detrás y delante de uno, tal vez para recibir comida, hacen de esta caminata una experiencia para disfrutar, donde el recorrido pesa más que la meta. 
Ver la bahía es un descubrimiento, cuando Capitán Cook llegó por segunda vez a esta tierra se tuvo que sentir a salvo. Por un lado tuvo mucha suerte la primera vez que desembarcó porque los Hawaiianos (aún no unificados y siempre en guerra) estaban en el Makahiki que era una
temporada de paz dedicada a un dios. Por las velas, el traje y el color del Capitán, muchos de los hawaiianos lo confundieron con el dios, lo aceptaron, le dieron regalos y lo despidieron. La mala suerte de Cook llegó cuando uno de sus barcos se dañó y tomó la decisión de volver a la isla donde había recibido tantas atenciones, con tan mala suerte que esta segunda vez la época de paz había acabado. Los nativos que lo creyeron un dios no entendieron cómo se había devuelto por miedo a morir, si se supone que los dioses tienen poderes, no necesitan ayuda,etc.
Los hawaiianos se metieron a los barcos y empezaron a tomar cosas que les parecían interesantes, y a los ingleses esto no les agradó mucho. La bahía se calentó con las armas de los ingleses y la furia de los nativos. Del lado hawaiiano hubo varios muertos y heridos (entre los heridos leves se encontraba al joven Kamehameha), del de los ingleses cinco, contando al capitán Cook quien fue ejecutado. 
Se logró establecer una moción de paz,y el capitán Clerke se marchó con su gente, sin el capitán Cook y con la noticia de esta isla, de sus gente guerrera y el fracaso de la finalidad del viaje que era encontrar una ruta por el atlántico, como quien dice, los ingleses se fueron a pérdidas.
Yo estuve lejos de correr la misma suerte de pérdidas. Aproveché uno de los muchos guías que llegan a enseñar a hacer snorkeling, pedí una hoja de Noni para que no se me empañara la máscara (también funciona la crema dental y el champú de bebé) y escuché las historias de como muchos de ellos cambiaron su trabajo de oficina para irse a trabajar de guías, cómo otros habían recorrido el mundo para encontrar el amor por una tierra en Kona. Creo que me faltó un poco de valentía para pedirle a la australiana que me dijera cómo hizo para quedarse y si me daba trabajo... y es que para ellos (y como dice un conocido) "mi trabajo son tus vacaciones".
Cuando ya estaba a punto de devolverme, tomando las últimas fotos, unos muchachos me dijeron que habían unas mangostas jugando, y aunque ya había visto a dos de ellas jugando con mis cosas, decidí ir. Al ir en esa dirección vi un pez rosado, hermoso, brillante. No tengo la menor idea de cómo llegó hasta donde estaba (muy lejos del agua en un lugar donde no hay olas) y lamenté que se hubiera muerto, pero cuando le estaba tomando la foto lo vi moverse. Traté de cogerlo para devolverlo pero no se quedaba quieto. Llamé a los muchachos para que me ayudaran con el pez. Así, tal cual les grité:
"¿Pueden venir a ayudarme a salvar un pez?". Me sentí un poco tonta, pero ellos no solo fueron a ayudarme, sino que corrieron, y entre los tres estábamos tratando de cogerlo sin lastimarlo. Dos personas más se unieron a nuestra causa, y una señora nos prestó su cachucha, donde al fin pudimos depositarlo y devolverlo a agua. Se marchó dejando un caminito brillante, y nosotros nos miramos unos a otros como héroes. Y es que en esta isla la vida tiene otro sentido, la propia y la ajena, pero dejemos ese tema para la próxima semana. La mariposa muestra en el mapa la posición de la bahía.


viernes, 20 de marzo de 2015

Kona Rules!

Hace ya varios años que no juego ajedrez, pero recuerdo la mini fama que me hice en el colegio cuando jugaba en la biblioteca. Para nosotros jugar ajedrez y ser bueno en ello es sinónimo de inteligencia, para los Hawaiianos tenía (y me atrevo a decir que todavía tiene) prestigio ser bueno en el Konane. Este juego es muy parecido a las damas chinas y tiene varios grados de complejidad según el tamaño del tablero. Voy a darme el crédito de solo haber jugado una vez mientras me enseñaban y haberle ganado al nativo que me enseñó (tuve también un poco de suerte, pero eso a él no se lo voy a aceptar). 

Kamehameha era el mejor en el juego, la tradición oral cuenta que jamás encontró un contrincante digno de su mente brillante, al parecer nadie fue capaz de ganarle una partida. Cuando hablan de su niñez es curioso escuchar que nació siendo hombre y no niño; su carácter era fuerte desde la más tierna edad, y por ello lideraba cuanta cosa tuviera, su rostro era serio y de rasgos rudos. Entró a encajar a perfección en todas las descripciones de la mitología que hablaba sobre el elegido para gobernar las islas de Hawaii (que hasta el momento tenían diferente gobernante cada una). Su nombre significa "El que está solo" y aparentemente traía consigo una predicción sobre el hombre que no era amado pero sí temido. 
El hotel Marriot en Kona recibe el nombre de este guerrero y tiene una espectacular muestra de cuadros que cuentan la historia de la isla (entrar es gratis y a cualquier hora se puede, aunque es mejor hacerlo antes de las 11pm porque a veces cierran las puertas). Tuve la fortuna de recorrer los pasillos junto a un buen amigo nativo de la isla, que cada vez que habla de Kamehameha infla su pecho de orgullo. 
Yo me siento mal porque creo que ningún prócer de la patria me produce un sentimiento parecido, estoy incapacitada de transmitir un sentimiento parecido. Recuerdo la gran admiración que tuve por Simón Bolívar cuando, de niña, me contaron que lo iban a atrapar y saltó por un balcón ayudado por Manuelita Saenz. Una gran decepción me llegó cuando vi que el balcón era realmente fácil bajo y mi cabeza infantil se había armado toda una película. Aunque ahora pienso que con su altura debió haber sido proeza saltarlo.
 De repente me di cuenta de que tenía admiración por alguien,y era por Manuelita Saenz, sus hazañas, su papel detrás de bambalinas, esa noche dándole la cara a los que buscaban al Libertador. Y luego recordé a la Pola. Esa noche pude compartirle algo de mi historia con el mismo orgullo. Ahí me dí cuenta de que no es una cuestión de feminismo, es una cuestión de armarnos héroes más humano y cercanos, querer ser como ellos. 
Por lo visto me desvié (me pasa bastante), así que de manera brusca me voy a situar en el Pu'ukohola Heiau o Templo en la colina de la ballena, un antiguo templo y hoy parque gratuito (pásense igual por la tienda de regalos que tiene libros interesantes). El rey Kamehameha recibió tierra y poder cuando su tío, gobernador de la mayor isla, murió. Desde entonces empezó a seguir las profecías, aunque también creo que iba mucho en su concepción. Este templo en particular se hizo en nombre del dios de la guerra, y aquí se sacrificaban los enemigos picándolos en pedacitos y mandándolos al mar para festín de los tiburones. Dato curioso de los tiburones es que llevan la memoria en los genes y se dicen que todavía van algunos a buscar el almuercito (yo no vi ninguno ni tenía ahí a quién tirar para comprobar la teoría).
Y parece un castigo salvaje ser descuartizado vivo y lanzado a los tiburones, pero en este momento no lo era tanto. Estaban regidos bajo la ley de si lo puedes tomar, tómalo y obviamente estamos hablando de tomarlo por la fuerza. A decir verdad, de alguna manera, esta fue la manera en la que Kamehameha logró integrar todas las islas bajo un mismo mandato. Habló de paz, de su gran plan de unificar para abandonar la guerra constante entre clanes, gobiernos. A los demás gobernantes no les hizo tanta gracia, así que se fueron a las armas. En las batallas este rey no se quedaba esperando el resultado, él esta
ba armado y entre los guerreros luchaba. Una de las historias que más me sorprendió habla sobre un ataque a una aldea. A un hombre se le atascó el pie en una piedra, y cuando Kamehameha lo fue a atacar, solo encontró un remo para defenderse, y se lo plantó en la cabeza al rey. Le rompió el casco y se dio cuenta de a quién había atacado. Aparentemente la cabeza dura del gobernante lo salvó esa vez. El hombre se pensó condenado a muerte, pero no. Por encima de todo, el hombre se defendía a sí mismo y a su familia, así que Kamehameha instauró la "ley del remo", que permitía matar en defensa propia o de las pertenencias.
Bajo cualquier método o medio, Kamehameha logró su cometido y cumplió las profecías. Unificó todas las islas bajo un solo mandato,el suyo, y el reino que estableció casi duró noventa años, hasta la aparición de Estados Unidos. Me atrevo a pensar que el poder de Gokú tiene su origen en este personaje.
En Hilo una gran avenida se llama Kamehameha. En Kona la carretera con su nombre es más bien pequeña, y algo que me llamó aún más la atención es que la avenida principal se llama como la
favorita de sus esposas Queen Kaʻahumanu. Me pregunto quién habrá nombrado las calles.
Les dejo un rayito en el mapa para que ubiquen el Templo.



miércoles, 11 de marzo de 2015

Una segunda oportunidad

Las leyes de los antiguos hawaianos eran muy estrictas, el desobedecer traía como consecuencia la muerte. La desgracia podía ser doble, porque si se veía a alguien quebrantando una ley se estaba en la obligación de matar al transgresor, o al menos de delatarlo. Desde el momento en el que el desobediente es encontrado le perseguirán hasta darle muerte a menos (¡hay un a menos!) de que llegue al lugar de refugio Puuhonua o Honaunau. Obviamente el lío es llegar hasta allá, el que pecara cerquita tenía chance, pero el que estuviera lejos necesitaba de creatividad y estado físico, porque yo llegué en carro, a ellos les tocaba caminar,
correr, nadar, buscar un bote.
Las transgresiones de ellos iban desde lo que nosotros conocemos como crímenes, hasta algunos cuidados que debían tener en lo respectivo a los jefes, dioses, alimentos, género. Por ejemplo, una persona del común no podía tocar el templo del jefe, ni siquiera con su sombra. Las mujeres no podían comer delos alimentos reservados para los dioses, ni siquiera podían prepararlos para los hombres, por ejemplo el coco y el banano, porque además representaban las partes masculinas. Este tipo de prohibiciones tenían excepción en el embarazo porque las mujeres comían para el bebé y no para ellas.
También usaban el sitio en caso de guerra porque en Mana (el poder espiritual) prohíbe que se riegue sangre en este lugar, por lo mismo iban a parar ahí todos los querían protegerse de la muerte, aquellos que por edad o alguna condición, no podían defenderse.
El sitio fue erigido por el bisabuelo de Kamehameha, y sus huesos descansan en el templo. Tikis rodean el templo, protegiendo el sitio.
El Lugar de Refugio, definitivamente es una recarga, la tranquilidad es palpable. Lo único que tal vez perturbó un poco mi tranquilidad, fue la
dificultad de tomar foto a los dos tikis principales. Siempre había algún barco o persona nadando, y me interrumpía la visión limpia. Estuve un tiempo largo, incluso empecé a jugar con perspectiva forzada a que los tikis se comían los botes que me impedían tomar la foto. Y luego analicé un poco más la cosa... ¿qué hace tanta gente cerca? ¿Cómo llegaron ahí y qué es lo interesante? "Tendré que llegar a ver en Google", dije y me fui del lugar.
Estando en el parqueadero, y con el vestido de baño debajo de la ropa, pensaba que después de aguantar tanto calor y a pleno medio día quería ir a algún lado donde pudiera nadar, pero ¿dónde? Y mientras le tomaba una foto a un árbol de noni y a una mariposa que jugaba en él, vi una familia que salía de un carro, y pensé que iban a visitar el lugar de refugio, pero no, llevaban todo el equipo de snorkeling, así que corrí al carro, me armé de mi mascara, mi maleta y seguí a las personas para descubrir uno de los más hermosos lugares que he visto aquí: Dos Pasos,uno de los lugares favoritos de los delfines (aunque este día no alcancé a nadar para verlos, no tenía aletas y
no logré llegar pronto a ellos cuando llegaron a la isla).
Pasé el día ahí, y en verdad fui muuy feliz, al hacer snorkeling y descubrir esta cantidad impresionante de peces, me hizo sentir como si estuviera viendo un capítulo en National Geographic, pero no ¡Yo estaba ahí! Y aunque lamento no tener una cámara de agua para poder congelar estas hermosas experiencias, tenía las manos libres para nadar, acercarme a estas criaturas coloridas.
Dos pasos también tiene en el fondo del mar un letrero gigante que dice ALOHA, hecho con bloques y partes de barco ¿qué mejor bienvenida me pueden dar estas aguas? Y lo mejor de todo, cada vez que volvía al lugar donde había dejado mis cosas, ahí estaban!! (el colombiano desconfiado es muy feliz en estas tierras, carajo).
Una de las mejores vistas que ofrece esta playa, es hacia el Lugar de Refugio.Me imaginé lo que sería para alguien que estuviera huyendo de la justicia, ver tan de cerca este lugar, encontrarse con la segunda oportunidad, ser perdonado, un
borrón y cuenta nueva. Y me disculpan el sentimentalismo, pero pensé que eso es lo que tenemos cada día, la oportunidad de ser de nuevo, de crear otra vez. El lugar de refugio, también me hizo darme cuenta de que tengo cada día una segunda oportunidad.
Almorcé tranquila con la vista azul, y Honaunau, y estaba dispuesta a irme cuando noté una bolsa de algún otro turista. Decía "Mi Pueblito". Y la curiosidad me mató. ¿serían mexicanos, peruano? Por esos días no había visto mucho latino por estas tierras. Al lado habían unas sandalias tejidas a mano, y despertó más mi curiosidad, así que me quedé esperando a que volvieran, si no para hablar con ellos y preguntarles qué hacían por estos lados, al menos para intentar adivinar de dónde eran. Casi una hora de espera me sirvieron para descubrir que seguramente los japoneses habían parado en una tienda mexicana a comprar provisiones. Cada vez que viajo me imagino las fronteras desvaneciéndose, y al mundo como un solo lugar, creo que es la razón por la que me gustó tanto New York, ver tantas personas de tantos lugares del mundo, tantos idiomas, colores de piel, de ojos, tanta belleza en la novedad, tanta diferencia cultural, ¡tanto por conocer!
Para cerrar el post y dejarme de tanta reflexión, les dejo el mapita con un huequito para que ubiquen Honaunau, y el mapa interno del sitio.

viernes, 6 de marzo de 2015

La curiosidad mató al gato

La nueva generación que viene me encanta, es inspiradora (hablo de mis sobrinas, por ejemplo). Mientras nosotros temíamos explorar,
ellos son más lanzados, más curiosos (me encanta esa palabra). A mí me cuesta un poco todo, tengo muchos miedos y algunos sin justificación, así que los racionalizo o evito hacerlo (según sea el caso), y eso mismo me ayuda a lanzarme. La entrada de hoy se trata de eso, de cómo la gente que conocía me decía que nadie se va en moped hasta Waikaloa, que sería largo el camino, peligroso, ten cuidado. Cogí a Terror (la moped) y la vi directo a su ojo (la luz), y le dije, ¿Qué? ¿Miedito?, y casi una hora después llegamos al Mall del King, donde dejé la moped mientras iba a ver los Petroglifos. Voy a hacer un stop en esta parte para hablar un poquito del alma de esta isla.
 La que ven a la izquierda (La foto la tomé de una postal que compré y le edité un poco los colores para darle dramatismo al blog (jeje), Herb Kawainui Kane, todos los derechos reservados) es Pele Honua Mea (Pelé de la Tierra sagrada), la diosa de los volcanes.Una diosa hermosa y sensual, de pelo negro, y como cualquier mujer se enoja. Cuando se enoja su pelo se torna rojo. ¿No es hermoso? El volcán dormido, negro, y luego, despierto, la lava roja escurriendo, los risos encendidos de Pelé. La tradición habla de ella como impredecible, capaz de un increíble amor, como de una terrible furia. Una fiel representante de cualquier mujer, la diferencia es que si Pelé se enoja puede destruir tierras completas, aunque, cabe notar, que también puede construir nuevas (¿no es acaso el suelo de estas islas una consecuencia de la lava?). Su casa es el crater activo de Halemaumau en el volcán Kilauea (se los muestro en otra entrada del blog).
En los mitos se habla de ella apareciendo a los lugareños en varias ocasiones. De las historias que he leído puedo mencionar un par, que me hacen pensar en ella como una diosa de probación.
La primera historia habla de dos mujeres jóvenes que estaban haciendo un pan para consagrar a sacrificio. se les aparece una mujer hermosa y les pregunta a quién le hacen el pan de frutas (delicioso, por cierto). Una responde que a la diosa La'i, y la otra contesta que a Pele. A esta última le pregunta dónde vive. En la noche el volcán se activa y destruye la casa de la primera con muchas otras, pero no toca la de la segunda.
La segunda historia es de unos hombres que están pescando en el un pozo que pertenece al un Alii (jefe). Una anciana aparece y les pide un pez. Le responden que no pueden dárselo porque son los peces de Alii (un jefe superior). Les pide camarones, le responden que no pueden. Pide entonces algo como las sobras, las tripas, y le responden los mismo, que no pueden. La mujer se va y se sienta cerca de ellos. Uno de los hombres se apiada y le da un pez. La mujer le dice que ponga un símbolo de protección (lepa), en forma de Kapu (prohibido), el hombre lo hace, y así se salva su casa de la erupción del volcán.
Ahora, desde que vi los petroglifos aquí y luego en el parque de los volcanes, me surgió una pregunta. ¿Por qué si hubo erupciones por volcanes posteriores a ellos, aún se conservan?, una de las historias del libro que leí explica que aparentemente muchos de los escritos se hacían en honor de esta diosa, y por eso no los destruía, pasa por los laditos.

El camino de entrada a estos petroglifos advierte de un camino difícil, y pues, pide entrar bajo su propio riesgo.Lo primero que pensé fue que exageraban mucho, luego me di cuenta de que está rodeado de campos de golf (mírame el contraste), y me podía llevar un pelotazo, y por último entendí que estaba siguiendo el camino del rey, por donde millones de Hawaiianos pasaron por siglos, bajo un sol inmisericorde, protegiéndose en la noche de los fuertes vientos del norte. Yo estaba caminando con mi camiseta de Born to be Wild por esos mismos caminos, y me di cuenta de que no soy tan Wild, yo tengo mi botellita de agua, dos sanduches en la maleta, y ellos tuvieron un trayecto grandísimo que atravesar.
Al terminar la zona delos petroglifos, el "King Trail" continua, y yo decidí seguirlo, aun cuando lo que veía era que la gente se aburría y se devolvía. Millas y millas, y yo con mis cachetes rojos y rollos del calor tan bravo, con mis sandalias llenas de polvo. Y la verdad no se veía mucho más que tierra y rocas volcánicas, y a los lados condominios muy pupis que prohíben la entrada, y campos de golf (afortunadamente no pegó ninguna bola). Yo seguía caminando con la resolución de ver hasta dónde llegaba el camino del rey (menos mal no seguí terca, días después me enteré de que rodea la isla), y resulta que la constancia, terquedad, resolución, curiosidad, me llevó casi dos horas después a una playa hermosa de arena suave. Una playa con muy pocas personas, pero perfecta. Decidí quedarme ahí, observar los pajaritos, compartir con ellos mi almuerzo.
Al quitarme las sandalias: ¡sorpresa!, la rola que no se broncea, se bronceó.Solo los pies y ahora tiene marcadas las sandalias (meh).
Me acosté en la playa a dormir un rato, y después a leer, y aquí voy a hacer mi propaganda de viajar sola. Mucha gente me pregunta de con quién viajo, ¿con quién fuiste allá? ¿Quién te acompañó? Y bueno, la mayoría de veces tengo que responder que iba sola. Todos hacen esa cara de pobremuchacha, o hacen comentarios de qué pereza uno solo. Y ahora aclaro públicamente, aunque algunos planes son deliciosos en compañía, otros son personales y se disfrutan mejor en soledad. Como un camino largo; pensando, buscando ideas para nuevas creaciones, recordando, jugando con mis ideas, abriendo camino, historias.


Nadie me dijo, "qué mamera, esto no va para ningún lado, devolvámonos". Me quedé el tiempo que quise en la playa pretendiendo  aburrir a Drácula con el calor y salvar a Lucy. Disfruté despacito del sol, del viento, de mi existencia, de los pajaritos, de la tortuga esquiva, de Hawaii. Caminé un camino nuevo, sé que el camino del rey en esta parte de la isla lleva a una playa de arena blanca, y ahora puedo mostrarle el camino a otros, sabré exactamente cuánto tiempo y de qué manera se puede llegar a algún lugar (¿no es eso acaso lo que pretendo con el blog).